domingo, 24 de junio de 2007

Caídos

Un adelanto. De un sueño con los ojos abiertos.

domingo, 17 de junio de 2007

Llueve en la capital. Llueve sobre mi nariz.

Foto x Melancolie


Hace mil años que no escribo. La excusa es que estoy en Santiago y claramente en la capital de Chile no hay internet. Si OH.


Estoy viviendo en pleno centro y sueño todos los días con ver a la señora presidenta asomarse en su balcón grandilocuente. Vivo con tres mujeres, una coneja que se cree humana y ÉL. Le sigo amando infinitamente. Llego todos los días tarde-noche y amo sus ojitos cansados amanecidos, esperando que nuestro cine sea de todos. Esperando que nuestros sueños no sean más solo en el Tsukamoto, sino en el mundo y en pantalla grande. Y los míos, en revistas de papel cuché.


Mientras sueño con las pepas bien abiertas, hago un EME-Ge en la Chile, que me tiene la cabeza al revés y los pelos de punta. Trabajo hasta bien tarde, en la industria de la salud; soy una profesional de la salud más, entre químicos, matronas, tecnólogos y otras almas perdidas que todavía no podemos ejercer (Paso el avisito de Psicóloga bien motivada).


Me sentí un rato atrofiada pero ya no más.


A primera horita de mañana entrego un proyecto de aquellos que no me cambia la vida, pero capaz que me cambie la forma de escribir, y ese DELL que miro lujuriosamente me suavice los dedos teclosos.


He hecho muchas cosas vacías y felices. Cuando llueve golpeo sin querer a la gente con mi paraguas floripondio y zapateo en la lluvia con mis botas ultra resistentes.

Me creo grande en una ciudad escondida que me deja encontrarme todos los días. Él me busca en el metro después de las catorce estaciones. Los dos nos reimos. Es raro estar feliz. Y encontrarse en una ciudad donde todos se pierden. O dicen estarlo.