lunes, 22 de agosto de 2005

Ser Loco en un Mundo Libre

Ser loco es la única elección real que se puede hacer hoy en día. Hoy lo escuché. Hace 400 años se escribió. Ser loco y libre. Con armadura de tapa de auto y olla achatada en la cabeza, Rocinante marca Bianchi y un Sanchez de copiloto... Ser quijote en un mundo plastificado. Ser loco sin dejar de ser Sano.

Y me acordé de sueños actuales que no dependen del cartón con las estampillas. De los de al lado, que respiran aires de otro hemisferio. Y me dio pena imaginarlos mutilados, al lado de un camino cualquiera...

Una vez leí que La Mancha era un lugar pobrísimo y triste. Y que la recreación de la fantasía había sido un recurso de supervivencia del quijote. Y me leo las propias palabras y le hallo significado al soñar como recurso para no sobrevivir. Porque en el escape a un mundo escondido está el afán de aferrarse a la vida. No a esta. A la de más allá, sin ser "el más allá".

Cuando se sueña es cuando por fin uno es libre. Cuando se sueña súbito, caer, morir, vivir, volar. Y hay que soñar con los ojos abiertos y los pies en tierra firme... Y suena bonita la armonía musical en el teclado. Se oye el fluir de las ideas. Pero está el miedo, el olor a ley de Murphy. Y el pesimismo y los falsos credos. Y aparecen los molinos que son gigantes.

Y mi molino tiene mi nombre y mis apellidos. Duerme conmigo y comulga con mis pesadillas. Se viste de satín para acariciarme la espalda y amedrentarme con el filo del temor. Impide que mi piel sonría. Se asoma en mi espejo y me mira directo a los ojos y hay veces que me dice que no puedo. Que no me va a resultar. Que le queda poco tiempo a la sonrisa mil dientes. Y a veces le creo. Y dejo de lado el traje de caballero/a andante...

Y qué hacer me digo en noches insomnes como hoy. Y escribo la respuesta.

Enfrentar los molinos de carne y hueso...

Y rezo porque me acuerde más rato.

Enfrentar los molinos de carne y hueso...

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