Hay sol y mi pelo no brilla.
La piel se me resquebraja en piezas. Y caen.
Opaca, gris, sin vida. Amorfa y lejana.
Me asusté. Lo asusté. Me ausenté.
Unos días de Valdivia, y esperé pintarme de rosa las mejillas.
Un par de lágrimas desérticas huyeron tras temporales y viento. La lluvia caía como en Forest Gump, diagonal, horizontal y vertical, como me explicó la Lore (¿No te diste cuenta que en el sur la gente no usa paraguas?)
Un sinfín de detalles, enojos, peleas estúpidas, amenazas, locura, furia y pasión. Solo 5 películas de un Festival disfrazado de viaje para dos. Porque fue tan raro y tan común pensar en Dos. Todo en Dos.
Y me porté pésimo. Como el peor cabro chico de la Tierra. Mis monos viajaron escondidos en la mochila. Y como todo chico furibundo rompí papeles con mis tijeras punta roma, hice añicos los papeles lustre y un par de pataletas que algo quisieron decir.
Amor y Furia debí escribir esos días.
El odio es la negación del amor. Vuelvo a satanizar a Jodorowsky.
Cuando hay algo bello, inocente, puro... Me vuelvo Bestia encarnizada y furiosa.
Ya volví. Y definitivamente es tiempo de crecer.
Chao Monos.
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