jueves, 1 de junio de 2006

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¿Cuándo dejar ir?


Van varios días de lágrimas y bolsas en los ojos. Te hacen mal mis llamadas inconclusas. Nadie nos dijo que los puntos suspensivos no se pueden decir por teléfono. Nadie nos advirtió que sería tan sangriento. Se siente la crudeza del aire y el viento frío raspando huesos. Brisa no marina que viene de los mil trescientos pasos al sur. La espina dorsal en cubitos de hielo.

¿Cuándo dejar ir? ... No puedo pretender que te espero una vida entera si tú no haces lo mismo. Y no lo haces porque es anti-tu-naturaleza. No puedo construir imperios con tu nombre y el mío, con algodón de azúcar.

He mentido tanto rato, acerca de mi bienestar subjetivo, que se me olvidó responder la pregunta: ¿Amar es saber en qué momento dejar ir? ... Tanto tiempo entre flores multicolores que perdí el norte. Planes escritos con mi pluma rosada. Proyectos mutuos con mi sola firma. Ideas-escritas-para-patty-por-patty. Yoismo mal entendido... ¿Y Tú? Me advertiste que me dolería. Que somos distintos. Hoy lo reafirmaste. Yo no debo ser la mártir y tú menos. Juntos porque nos amamos y nos hacemos bien... Cuando empiece a dañar Chao. No más. sanamente un adiós. Y he ahí la pifia dos.

No sé dejar ir. No conozco adioses sanos si implican que no estés cerca...

Pifia pifia pifia...

¿Será que No Te Amo, por No poder decirte Adiós?
Tres puntos suspensivos.

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