[Las palabras pueden derrumbar ánimos; y en un rato pueden incluso, levantar ciudades enteras...]
Vivir es una fábula. Y como es una de esas, le lleva moraleja...
La de hoy: Todos podemos ser Súper Héroes...
Hoy discó el número de mi móvil, desde su guarida secreta en la capital. Mi Superhéroe Personal. Yo para variar, presa andaba del Villano de las lágrimas y las caras largas. Hoy bajo el influjo de palabras atemorizantes y cercanas, me sorbeteaba la nariz resfriada, y escondía los pucheros amargos que guardé desde días antes... Mis superpoderes habían sido aplacados por el Villano de los dientes perversos y las frases incisivas. El Villano que habla de futuros obligados, deberes por cumplir y papeles notariales... Y a pesar que tiene buen corazón, y todo lo pinta de colores bien intencionados, me dejó mas llorosa que tranquila. Casi me como la punta de los dedos, en vez de las uñas.
Más encima, Mi Superhéroe Personal no es cualquiera. Es más humano que inmortal. Y por eso atemoriza más que protege. Así son, la mayoría. Inmaduros, vulnerables e impulsivos. Y como vive en el año Seis del siglo Veintiuno, rescata Vía Móvil. A veces habla en Binario, y ni Yo le entiendo.
Al menos hoy atinó, y me habló en mi Idioma. Español, mal pronunciado.
No necesita murciélagos en el cielo.
Un solo ring, que entre cafés, me devolvió el aliento...
Mi Superhéroe Personal, no es cualquiera. Dibujó en el cielo nortino, un par de estrellas titilantes que bendijeron mi sueño.
Me río del polvo antes levantado. Y aunque no falten Archienemigos... Mi Superhéroe Personal, tiene su móvil al día. Y un plan infitnito, para acudir a mi llamado.
Incluso, si ando un poco muda [Como estos días]
No hay comentarios.:
Publicar un comentario